jueves, 3 de junio de 2010

Formas de contaminación de la actividad minera

La minería ha sido una de las actividades más antiguas del hombre, incluso se puede afirmar que influyó prácticamente en el desarrollo de todas las actividades que conocemos en la actualidad. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo se ha podido comprobar que la actividad minera causa un fuerte impacto ambiental, debido a la destrucción de los suelos naturales y creación de nuevos suelos, los cuales presentan limitaciones físicas, químicas y biológicas que dificultan el desarrollo de la vegetación.

La actividad minera causa un constante deterioro del medio ambiente en diferentes niveles, y aunque muchos de ellos han sido minimizados, hay otros que son muy notorios.

Por ejemplo, podemos considerar un grave impacto atmosférico, debido a la contaminación por emisiones de partículas sólidas, gases y ruidos. De ellas, la de mayor gravedad es la contaminación producida por las emisiones de azufre, producidas durante el proceso de purificación de los minerales, a estas emisiones se unen los contaminantes que llegan al aire a través de las aperturas del suelo mediante cargas explosivas.

Pero las actividades mineras también significan importantes cambios en el balance de agua entre infiltración y escorrentía, debido a que se produce la modificación del suelo y vegetación, lo que conlleva una mayor capacidad erosiva. Por otro lado, las escombreras se convierten en peligrosos focos de contaminación para las aguas superficiales y subterráneas, debido a que pierden su calidad debido a los procesos de salinización y alcalinización.

Por si fuera poco, el impacto más serio se produce a consecuencia de la eliminación o modificación profunda del suelo, debido a que tras una explotación minera, todo lo que queda son materiales deteriorados, productos residuales y escombreras de estériles, lo que presenta un grave problema para el desarrollo de una cubierta vegetal.

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